martes, 14 de septiembre de 2010

Dos escritores en la memoria de México

Yo sólo soy memoria
y la memoria que de mí se tenga.
Elena Garro

La literatura de la Revolución Mexicana es nuestra memoria, ese espejo en el que México reverbera. Gracias a esta, nos adentramos en el pasado, observamos el ambiente y las costumbres ; escuchamos hablar a los mexicanos de un siglo atrás y nos sorprende reconocer nuestro propio lenguaje y el significado de expresiones y actitudes que el tiempo no ha borrado.
De esta memoria del México revolucionario, Mariano Azuela y Martin Luis Guzmán son los dos grandes exponentes. Ambos galardonados con el Premio Nacional de Literatura de México, con su pluma han logrando transportar a varias generaciones, a un pasado remoto, adentrándonos en los sentimientos y en la mente de aquellos mexicanos que fuimos, somos y seremos.
El primero se incorpora al movimiento como médico militar, y es gracias a esta experiencia que encuentra material para sus 41 novelas, donde toca cada aspecto de la vida del México de la primera mitad del SXX , mostrando una gran preocupación por la justicia social y la dignidad humana.
El segundo por su parte, narra el cinismo y la intriga de la política. Primero Maderista se involucra con gran fuerza en la actividad cultural y la política revolucionaria. Vive la lucha armada a lado del general Francisco Villa y desde el exilio, reconstruye la violencia de esta guerra civil de forma acertada y conmovedora, no sólo como periodista de combate sino como novelista de fondo histórico.
Para comprender nuestros orígenes, sería imprescindible la lectura de dos obras que ofrecen una visión completa y clara de nuestro pasado: Los de Abajo de Mariano Azuela, un fresco valioso de imágenes que cuentan por una parte la historia de los caudillos bárbaros y la lucha ardiente del pueblo, pero cuyo gran valor está en la denuncia de un movimiento y el testimonio de su desilusión, y La Sombra del Caudillo de Martín Luis Guzmán, censurada hasta 1990 por su crítica tan directa hacia quienes ejercen el poder, un ojo que ve desde la sombra cómo se mueven los hilos de la política mexicana.
Gracias a que ambos escritores vivieron en carne propia la era revolucionaria y lograron plasmar con gran calidad artística dos versiones distintas aunque únicas de este acontecimiento, su invaluable trabajo ha quedado grabado en la memoria de un pueblo como una realidad palpable, no sólo en el campo de la literatura, sino como documento de estudio, por su visión completa, clara y detallada del suceso.

Mariel Turrent Eggleton
REVISTA NEM septiembre