lunes, 6 de diciembre de 2010

Salinger: radiografía del desánimo

"Goddam money. It always
ends up making you blue as hell."

Me encanta que me cuenten historias, pero me gusta más que alguien me cuente una historia suya. Cuando tuve en mis manos “El guardián entre el centeno” de J.D. Salinger, el título me hizo pensar en uno de esos pueblos rurales de Estados Unidos. Para mi sorpresa, la historia nos hace recorrer las calles de Manhattan de la mano de Holden Caufield, un estudiante que, como el autor, es hijo de una familia acaudalada de Nueva York, expulsado de varias escuelas y con un historial problemático. La historia nos muestra una época de angustia y conformismo propia de la Guerra Fría, y la confusión de una juventud que lejos de desaparecer se ha intensificado a medida que el mundo cambia a pasos agigantados, abriendo aún más la brecha generacional.

Aunque el libro apareció en 1951, podemos reconocer en su personaje a un joven actual, apático e indiferente que cuestiona y se cuestiona, que es capaz de provocarnos con su rebeldía, enredarnos en esa depresión que lo vuelve obsesivo e incluso enternecernos con su inocencia. Caufield no sólo cuenta su historia y lo que le sucede en un par de días que transcurren a partir de que lo expulsan de la escuela, sino que reflexiona sobre sí mismo y su entorno dándole perspectiva.
Con un lenguaje fluido y franco, y un personaje descaradamente abierto, Salinger –murió en enero de este año, justo después de haber festejado sus 91 años - convierte a Holden Caufield en el antihéroe de la literatura estadounidense, causando todo un suceso positivo. Sin embargo su culto se vuelve trágico en la mente enferma y fanática de David Chapman, quién tras haber asesinado a John Lennon declara haberse inspirado en la novela para cometer su crimen.
Tras haber vendido más de 60 millones de ejemplares en el mundo “El Guardián entre el Centeno” sigue vivo entre los jóvenes, quienes en las frases de Holden encuentran aquello que los explica a sí mismos, el espejo que refleja el interminable sinsentido de la vida, un laberinto del que no se puede huir. Es un libro para los que son y fueron jóvenes y para todo aquel espectador como Holden, que a pesar de su gran sensibilidad, no logra permear los sentimientos al alma.
Después de haber publicado cuatro libros y logrado fama mundial, J. D. Salinger, decidió ocultarse del mundo por más de cincuenta años y no volver a publicar. Tal vez había dicho todo lo que tenía que decir en la voz de ese adolescente al que sentí muy cerca y me hizo reír, pero también llorar. Quizá todo estaba dicho para aquellos a los que nos gusta que nos cuenten historias.

Mariel Turrent Eggleton
REVISTA NECTAR diciembre 2010

sábado, 6 de noviembre de 2010

MADAME BOVARY

Tras dieciséis meses de trabajo y tres años de documentación, Gustave Flaubert termina la primera versión de su obra “La Tentación de San Antonio”. Su madre hace algunos meses le autorizó acompañar a Maxime du Camp a un largo viaje a Oriente, pero Gustave lo ha estado posponiendo, porque quiere que sea la recompensa al esfuerzo realizado en esta obra.
Es septiembre, 1849, el escritor ha reunido en su casa de Croisste a du Camp y Louis Bouilhet, su entrañable amigo. Llevan tres días seguidos escuchando sin descanso a Flaubert que lee y actúa, nervioso y entusiasmado su obra. Espera una opinión favorable que desafortunadamente no recibirá. Pero de ahí precisamente, de esta terrible decepción, nacerá una semilla que Bouilhet sembrará en su amigo, idea que crecerá para convertirse en su obra maestra: Madame Bovary.


Gustave Flaubert

El 12 de diciembre de 1821 nació Gustave Flaubert en l´Hotel-Dieu de Ruán, ciudad de Francia donde su padre era cirujano-jefe. Aunque su hogar fue siempre un remanso calido y alegre, había que evadir constantemente el ambiente gris que lo rodeaba y que sería inmanente a su obra.

Entre gritos de dolor, médicos y enfermeras, imagino a un niño jugando. ¿Cómo percibe el mundo ese niño que vive a la sombra de un hospital, parodiando a los médicos, a las enfermeras, a los que sufren, lloran y mueren?

“El anfiteatro de l'Hôtel-Dieu daba a nuestro jardín. Cuántas veces, con mi hermana no saltamos la celosía, y suspendidos entre las viñas vimos curiosos los cadáveres extendidos ¡el sol daba debajo; las mismas moscas que volaban sobre nosotros y sobre las flores iban volando allá y regresaban zumbando! Todavía veo a mi padre levantando la cabeza de su disección y diciéndonos que nos fuéramos. “

Desde niño, Gustave empieza a sentir una fascinación por el mal, el sufrimiento y lo horrible, desarrollando la capacidad de transformar todo esto en una farsa. A los once años entra al colegio de Ruán: “Fue un tiempo de aburrimiento inconcebible y una tristeza bestial mezclada con espasmos de payasadas“,1 Para divertirse con su cómplice y compañero de escuela Alfred Poittevin, inventa un personaje al que bautiza con el nombre genérico “le Garçon”, una especie de Pantagruel, al que le atribuye las actitudes más cínicas, para reírse de todo aquello que sucedía a su alrededor.



Las mujeres

Su vida sexual se vio limitada por sus relaciones intermitentes y la sustitución que hizo de las mujeres por la literatura como foco de deseo y fuete de placer. Escribir era para Flaubert una “orgía perpetua” . Sin embargo las mujeres en la vida de Flaubert fueron detonantes de su obra. Sus personajes femeninos, armados como un rompecabezas, mezclando fragmentos de aquellas a las que amó, adquieren gran fuerza marcando su estilo literario.

A los 15 años Flaubert caminando por la playa de Trouville, encuentra una figura que lo enloquece. Ante la aparición de una mujer en traje de baño queda para siempre deslumbrado. El encuentro con Elisa Schlesinger (de 26 años y casada) que relata en Mémoires d’un fou, sería 20 años después (1869) una imagen inolvidable de la cual nacería Marie Arnoux en su novela La Educación Sentimental, un relato basado en los recuerdos personales de esa pasión adolescente desenfrenada.

Emma Bovary es un híbrido de por lo menos dos mujeres de las que estuvo enamorado: Eulalie Delanglade y Louise Colet .

En un viaje a Córcega (1840 ), conoce una mujer de 35 años, que regresaba de Sudamérica, con la que inicia una relación intermitente y extraña que se repetirá cada vez que el escritor deba cruzar por Marsella. Aunque se sabe poco de esta misteriosa dama, Eulalie Delanglade (Mme Foucaud), al parecer inspira otros episodios amorosos narrados en "Souvenirs, notes et pensées intimes" y en "Novembre”:

1846 fue un año clave en la vida del escritor. Muere su padre, se casa su gran amigo Poittevin y aparecen dos mujeres importantes en su vida: Carolina, su sobrina que queda bajo su amparo tras la muerte de su hermana; y la escritora Louise Colet, con quien empieza a entrelazar su vida en una especie de laberinto que durante 10 años estará alimentado de drama, lagrimas y mensajes de amor, rupturas, reconciliaciones y tempestades.

La importancia de Louise Colet es radical ya que su relación transcurrió durante la creación de Madame Bovary. Gracias a la intensa correspondencia que mantenían (de dos a cuatro cartas semanales) se tiene un registro escrupuloso de ésta: el escritor fue detallando ahí, de manera espontánea; la teoría literaria de su siglo.


El Escritor

Un grave ataque de epilepsia, resultó ser el pretexto perfecto para que a sus 23 años, Flaubert abandonara sus estudios de derecho (impuestos por su familia) y se dedicara de lleno a la literatura.

Si bien Flaubert no continuó la profesión de su padre ejerciendo como médico, sí desarrolló la minuciosidad y la perfección, del cirujano. Su método de análisis escrupuloso y la precisión con que hace uso del lenguaje en todas sus descripciones, son un claro ejemplo de ello. En todas sus obras existe un formidable trabajo de preparación; para obras como Bovard et Pécuchet y Salammbô devoró más de mil quinientas obras.
Su admiración por Gautier lo hizo creer en la perfección de la forma y en el valor absoluto del arte:” l’art pour l’art”. Hora tras hora, Flaubert trabajaba en el ritmo, o la música de una oración buscando siempre “le mot juste” ( en una larga jornada de trabajo escribía a veces una sola frase o media página definitiva).
Flaubert vivía a través de las letras, y el registro detallado de sus pasiones, inquietudes, filosofía, técnica, y mucho más, se encuentra plasmado en su Correspondance, un intercambio epistolar que mantuvo con amantes, amigos y escritores de la talla de Víctor Hugo a lo largo de su vida (reunido en 13 volúmenes en la edición Conard).
Además de Madame Bovary, Salammbó, L’Education Sentimental, La Tentation de Saint Antoine y su novela inconclusa Bouvard et Pécuchet, escribió varios cuentos cortos donde reveló su maestría y gran dominio del género.


Emma

Emma es la precursora del feminismo: una mujer paradójicamente femenina, delicada, sensible aunque rebelde, decidida e inquieta. Esta burguesa normanda, aficionada a leer novelas románticas, se casa con un médico mediocre que no logra llenar sus expectativas. “…y ahora no podía imaginar que aquella calma en que vivía fuera la felicidad que había soñado” .
Aquel sueño de amor y pasión, aplastado por una realidad metódica y aburrida que literalmente la enfermó, la convierte en un quijote infatigable que busca (tal vez en el camino equivocado) su ideal. Un baile abre una brecha en la vida de Emma. “ En el frote con la riqueza, se le pega algo que ya jamás se borraría”. Eternamente insatisfecha, trata de llenar su vacío con amantes y cosas materiales que vertiginosamente la arrastran al abismo del suicidio. Sin embargo, Emma es una mujer ordinaria que va en contra del convencionalismo sórdido de la sociedad de su tiempo. El destino le ha dictado sentencia, condenándola a ser la esposa de un médico mediocre, pero ella es resuelta, pasea con un cigarrillo en la boca, y con un chaleco ajustado como el que llevan los hombres. Madame Bovary es la feminista trágica porque su lucha es individual, más intuitiva que lógica, contradictoria porque busca lo que rechaza, y está condenada al fracaso .
Un siglo después, la tragedia de Emma continuaría vigente. Las mujeres lucharían tal como lo hizo ella por su libertad. Una libertad que aun en nuestros días sigue siendo boicoteada con fantasías, de princesas y príncipes valientes, por modelos de belleza, lujosos y confort que son espejismos. Los mismos espejismos que Madame Bovary quería alcanzar, desesperada y apasionadamente, mientras sedienta cruzaba su propio desierto. Aun hoy la historia de Emma es actual, y seguramente que hay miles de Emmas caminando por la calles.




Madame Bovary

Punto de encuentro entre el romanticismo y el naturalismo-realismo, ejerció una notable influencia en la novelística del S XX. Sin duda Madame Bovary es una de las obras más singulares de su tiempo. En ella describe el anhelo por vivir, la búsqueda, y todos los detalles que podrían encasillarla dentro de la corriente naturalista-realista. Sin embargo, Flaubert se negó a ser asimilado dentro de estas corrientes estéticas que lo rodeaban y a diferencia de ellos, afirmaba que la forma literaria es tan importante como el fondo de ésta; la forma puede tener una fuerza propia, capaz de tocar una realidad más profunda que la descrita por los realistas. Lo cierto es que en Madame Bovary se ve por primera vez en la literatura, una narración desde varios puntos de vista simultáneos: la voz que cuenta la historia, el narrador omnisciente, se convierte casi en el personaje que se habla a sí mismo y vuelve a cambiar a la tercera persona de forma casi imperceptible. Proust dice en su artículo de la Nouvelle Revue Française: “He quedado estupefacto, lo confieso, al ver que se le trata de poco dotado para escribir, a un hombre que por el uso de enteramente nuevo y personal que hizo del pasado definido, del pasado indefinido, del gerundio; de ciertos pronombres y ciertas preposiciones, ha renovado casi tanto nuestra visión de las cosas, como Kant, con sus categorías las teorías del conocimiento y de la realidad del mundo exterior”.

Tras la decepción de la primera versión de su obra “La Tentación de San Antonio” Louis Bouilhet y Du Camp aconsejan al escritor olvidarse de esos temas difusos y vagos que no logra dominar y buscar un asunto más superficial. Bouillhet sugiere la historia de un curioso médico discípulo de su padre. Flaubert le toma la palabra y basándose en ese hecho real, recrea la historia de una pequeño-burguesa de provincia casada con un médico rural, cuyos sueños de amor romántico alimentados por las novelas que leía, resultan insatisfechos y la llevan al adulterio. Se podría decir que Madame Bovary se convertiría en un Quijote femenino, un personaje que al enfrentar su realidad pierde la razón y decide ir en busca de sus sueños.

“Madame Bovary no tiene nada verídico. Es una historia totalmente inventada; ahí no tengo nada ni de mis sentimientos ni de mi existencia.” escribe Flaubert a Mlle Leroyer de Chantepie en marzo 1857, “El artista debe ser en su obra como Dios en la creación, invisible y todo poderoso; que le sintamos por todos lados pero que no podamos verlo. “


“Nous ètions á l’ètude, quand le Proviseur entra, suivi d’un nouveau habillé en burgeois et d’un garçone de classe qui portait un grand pupitre... ”. Así comienza Flaubert a narrar la historia de Emma, y a medida que nos adentramos en la narración, van surgiendo de los acontecimientos, la emoción, la ironía, la pasión y la tristeza. Precursor del la técnica del monólogo interior, como un experto cirujano del alma, va abriendo con su pluma una a una las capas superficiales hasta llegar a lo más profundo de la mente y el espíritu humano, utilizando siempre la palabra precisa, sintetizando el pensamiento con gran sonoridad y belleza para que su prosa tuviera la fuerza sugestiva de la poesía.

Los personajes que rodean a Madame Bovary son seres sin luz, rudos, atados a sus costumbres, a su rutina, sin deseos, ni esperanza de otra posibilidad, sumergidos en una mediocridad y en un ambiente de tonos obscuros, impregnado de lluvia y frío, paisajes rurales monótonos plagados de grises.

Desde el Siglo XII la feminidad iba de la mano de la castidad, de la pasividad, la obediencia y culminaba en la maternidad. El amor era imposible, la sensualidad inmoral y la pasión obscura e irracional. Pero el cambio surge a mediados del siglo XVIII, las mujeres de la aristocracia se entregan al placer. Emma, es la mujer que toma conciencia de su feminidad, del amor, la pasión y el sentimiento por encima de la razón. Un personaje que sufre y se ahoga en lo que parece un matrimonio feliz.
Charles Bovary (inspirado en Delamare, oficial de salud, antiguo discípulo del padre de Flaubert), es el antagonista, personifica la realidad y la razón, para contraponerse al sentimiento y los sueños.
Al transcurrir la novela, la nobleza sucumbe, arrastrando todo a su paso ante la circunstancia cruel de la vida y la cualidad rastrera de quien se impone como el héroe.


Terminada en 1856 fue publicada en 1857 por entregas, primero en la Revue de Paris y meses más tarde en El Novelista de Ruán, provocando un escándalo que la llevó a ser censurada, mutilada y finalmente objeto de un proceso judicial por faltas a la moral, a cargo del procurador Pinard (quien participó también en el proceso contra Baudelaire). Gracias a esto Madame Bovary tuvo un éxito inmediato.

“Usted se detiene en detalles, cuando es el conjunto lo que hay que atacar. El elemento brutal está en el fondo y no en la superficie. No se blanquea a los negros y no se cambia la médula de un libro. Puede empobrecérsele, eso es todo”. Escribió Flaubert a Ernest Pinard defendiendo su obra.

“Mi obra ha adquirido para mí mismo algo así como una autoridad imprevista” , le escribió Flaubert a Marie-Antoine-Jules Sénard, el 12 de abril de 1857, Sénard había ganado la defensa contra Pinard ante los tribunales el 31 de enero del mismo año, logrando su exoneración y la publicación completa de la obra.

Mariel Turrent Eggleton
REVISTA ALGARABIA #62

sábado, 9 de octubre de 2010

Las viudas de los jueves:lujo y miseria de un barrio privado

Las viudas de los jueves, de la argentina Claudia Piñeiro, es una novela de título sugerente y portada atractiva que lo atrapará si es amante del suspense, y lo intrigará aún más si lee la recomendación de José Saramago y Rosa Montero, quienes aclaran que se trata del análisis de un microcosmos social en proceso de decadencia; un retrato psicológico y social del mundo acomodado occidental.
Y en efecto, el libro relata la vida de unas cuantas familias en un barrio privado de lujo. Un fraccionamiento de esos que abundan hoy en día, con muros altos, cercas de alta tensión y una caseta de seguridad que controla de manera estricta la entrada y la salida. Dentro, todo parece perfecto: las familias son tan bellas como las de los anuncios publicitarios y aparentan vivir en abundancia, calma y felicidad. Sin embargo, mediante un caleidoscopio de imágenes y voces, podemos ver la intimidad de cada uno de estos personajes que, víctimas de la crisis, se sienten derrotados y buscan a toda costa una salida.
Este retrato de una clase social sin escrúpulos de la Argentina de 1990 —que sufre la caída después de haberse enriquecido durante el menemismo—, se ha multiplicado en este nuevo siglo. La crisis no es exclusiva de Argentina, sino global. Las megacorporaciones han hecho despidos masivos dejando a miles de hombres y mujeres que ocupaban puestos millonarios en la calle, llenos de gastos y deudas, sin la posibilidad de colocarse en otro empleo que les permita conservar su estatus. Encerrados en sus murallas, no logran ver una solución digna, ni quieren salir de su paraíso. Hombres y mujeres que siempre cerraron los ojos para no ver lo que pasaba fuera de aquellas paredes, enfrentan en su edén la repercusión de un mundo con necesidades no resueltas y derechos no otorgados.
Lo realmente valioso en esta novela de 48 capítulos no es la intriga de las muertes que se mencionan en el primero y no se vuelven a mencionar hasta el 36, sino la exposición de este modelo social que trasciende las fronteras, la representación de una clase deslumbrada por las promesas de la mercadotecnia y el capitalismo, que ha alcanzado la cumbre del egoísmo, un mundo plástico, enmascarado, donde las familias son la suma de individuos solos, donde el valor de las personas depende de la marca de los objetos que usan. Donde a pesar del vacío, la soledad y la insatisfacción, todo se vale con tal de ser parte del espejismo que promete un barrio privado.
“Yo no estoy en contra de que una persona se encierre en un lugar a vivir y levante un muro; pero tiene que saber que eso tiene una consecuencia de la que debe hacerse cargo”, ha dicho Claudia Piñeiro. Y esto es justamente lo que ella logra plasmar, el libro no es una novela de suspense, sino un tratado social que nos recuerda esta responsabilidad que todos tenemos de lo que sucede dentro y fuera de nuestras murallas, dentro y fuera de nuestras familias y de nuestra vida.

Mariel Turrent Eggleton
REVISTA NEM octubre

martes, 14 de septiembre de 2010

Dos escritores en la memoria de México

Yo sólo soy memoria
y la memoria que de mí se tenga.
Elena Garro

La literatura de la Revolución Mexicana es nuestra memoria, ese espejo en el que México reverbera. Gracias a esta, nos adentramos en el pasado, observamos el ambiente y las costumbres ; escuchamos hablar a los mexicanos de un siglo atrás y nos sorprende reconocer nuestro propio lenguaje y el significado de expresiones y actitudes que el tiempo no ha borrado.
De esta memoria del México revolucionario, Mariano Azuela y Martin Luis Guzmán son los dos grandes exponentes. Ambos galardonados con el Premio Nacional de Literatura de México, con su pluma han logrando transportar a varias generaciones, a un pasado remoto, adentrándonos en los sentimientos y en la mente de aquellos mexicanos que fuimos, somos y seremos.
El primero se incorpora al movimiento como médico militar, y es gracias a esta experiencia que encuentra material para sus 41 novelas, donde toca cada aspecto de la vida del México de la primera mitad del SXX , mostrando una gran preocupación por la justicia social y la dignidad humana.
El segundo por su parte, narra el cinismo y la intriga de la política. Primero Maderista se involucra con gran fuerza en la actividad cultural y la política revolucionaria. Vive la lucha armada a lado del general Francisco Villa y desde el exilio, reconstruye la violencia de esta guerra civil de forma acertada y conmovedora, no sólo como periodista de combate sino como novelista de fondo histórico.
Para comprender nuestros orígenes, sería imprescindible la lectura de dos obras que ofrecen una visión completa y clara de nuestro pasado: Los de Abajo de Mariano Azuela, un fresco valioso de imágenes que cuentan por una parte la historia de los caudillos bárbaros y la lucha ardiente del pueblo, pero cuyo gran valor está en la denuncia de un movimiento y el testimonio de su desilusión, y La Sombra del Caudillo de Martín Luis Guzmán, censurada hasta 1990 por su crítica tan directa hacia quienes ejercen el poder, un ojo que ve desde la sombra cómo se mueven los hilos de la política mexicana.
Gracias a que ambos escritores vivieron en carne propia la era revolucionaria y lograron plasmar con gran calidad artística dos versiones distintas aunque únicas de este acontecimiento, su invaluable trabajo ha quedado grabado en la memoria de un pueblo como una realidad palpable, no sólo en el campo de la literatura, sino como documento de estudio, por su visión completa, clara y detallada del suceso.

Mariel Turrent Eggleton
REVISTA NEM septiembre